Que Wea

domingo, 31 de marzo de 2013

Así semos.

Sigo un concepto muy básico como estilo de vida, de dar y recibir, no me gusta joder a nadie y, espero en contrapartida de manera ilusa que no venga cualquier hij@ de puta sin motivo razonable alguno a interferir en mi vida de mala manera, pero el mundo es una jungla de gente diferente con ideas maravillosas y otras atroces que no caben en cabeza humana posible, es lo curioso e interesante que tiene, La teoría de la casualidad, el no saber que puedes llegar a encontrar mañana en la calle, en un bar, qué persona va a entrar en tu vida, o quien la va abandonar para tu sorpresa y decepción.
No tengo prejuicios hacia nadie, voy con la verdad por delante, te digo lo que pienso, lo que espero y lo que me toca los cojones, me gusta disfrutar del momento, de una cerveza, una buena conversación, un vinilo que suena y te eriza el vello, oler la humedad del ambiente y escuchar el sonido de la lluvia desde la comodidad de una ventana, intento rodearme de gente que me aporta algo, que me llama por algún detalle o motivo, es esa gente la que le da color y sentido a esta vida, la que te apetece conocer más y te puede enseñar algo nuevo cada día.

Vivir sin hacer daño, ayudar cuando esté en tu mano, buscar la propia felicidad sin arrastrar la de otros, y supongo que tiendo a esperar que los que me rodean me correspondan en esa línea moral por decirlo de alguna manera, pero por suerte o por desgracia no todo el mundo piensa igual, no a todos les importa la repercusión de sus actos en el medio y en otra gente.

Y eso me decepciona, me jode, me enfada y escribo esto un domingo de resaca, filosofando como si a alguien le importara este absurdo razonamiento.

sábado, 30 de marzo de 2013

Y nada más.




Importa pero es relativo, el concepto de preocupación real hacia otro ser o del ferviente deseo o esperanza de la retribución del mismo, que con toda seguridad dará paso a un sentimiento de profunda decepción por el devenir de los acontecimientos que nunca son los esperados, porque esperar algo de alguien es simplemente soñar despierto con una ilusión irreal de expectativas que no serán cumplidas, admito el deje de profundo pesimismo, supongo que es lo que marca el esquema, la experiencia puede producir ese efecto a largo plazo, la experiencia que inevitablemente te corroe mientras te madura, como una manzana que se pudre poco a poco hasta desaparecer en su propia putrefacción que sólo forma parte de ese proceso en el tiempo.

Y no queda nada, sin más, sin nadie que parezca apreciar su existencia o la falta de ella.