¿ Qué hora es?
Son las 6, demasiado pronto, demasiado tarde, ¿Qué haces?
Los gritos en casa te agobian, la realidad es espesa, cálida, agobiante, te falta el aire.
La habitación se comprime, sus contornos medran, oscuros, la sangre fluye deprisa, nerviosa...
Una llamada y, de repente sales de tu sopor, un hilo de esperanza ilumina tu rostro, tu día, un merecido rato en el exterior, en la libertad, una llamada que te libera de todo y de nada, que te hace huir, te acelera el corazón.
Y no hay trabajo, ya no hay horas interminables.
Y corres...
Deprisa, nervioso, adelante.
Vas por la calle, apenas sin mirar, absorto en la música, hasta que encuentras sus caras a lo lejos, una mano alzada hace que se te escape una sonrisa, ya eres libre.
Cae una cerveza, luego otra, y otra, quizás unos porros, y ya has perdido la cuenta de cuantas birras llevas, ¿ Me llegará para pagarlo? No pasa nada, tu colega ya te está poniendo otra en la mano.
Llegas a casa ya son las tantas, tu cabeza da vueltas, y pasa otro día.
¿Ya es martes? ¿ Miércoles?
Litronas en el parque, unos litros y a olvidar, no piensas en el ayer, no te importa el mañana, lo que cuenta es el momento.
Sacas un rato y quedas con el ligue de turno, no es lo que esperabas, ha perdido fuerza, como un libro que te engancha hasta consumirte, pero que en el segundo tomo decae irremediablemente, y las piezas del puzzle dejan de cuadrar, la imagen que había ganado queda echa añicos y acabas prometiendo una llamada que nunca vas a hacer.
Jueves, un día extraño, no sabes si salir o tomar algo de tranquis, al final te lías, ya son las 3.
¿ Habrá que ver qué hay abierto, no?
C se ha peleado, B no sabemos dónde está, D ha ligado, A está fatal y quiere ir de fiesta, y tú sólo quieres potar.
Piensas, ¿ Cómo he acabado aquí?
Y te ríes , a pesar del frío, del cansancio, del sueño, del pedo, porque te encanta, te encanta que estén ahí para sujetarte la cabeza cuando vomitas, y de estar tú cuando estén demasiado jodidos para caminar.
Te encanta ver sus sonrisas cuando se les suben las primeras cervezas, te encanta que te manden a tomar por culo y que te puteen, porque son tus amigos.
Es de día y vuelves a casa, el sol te ciega, y paseas como una sombra entra la gente, la colorida masa que se mueve inconexa ante ti, como una bruma que te cubre y tú que sólo piensas en tu cama.
Viernes, hoy estás de buen humor, saldrás hasta que amanezca y te da igual, sólo quieres beber, fumar, follar, reír. Y la noche pasa rápida, como un suspiro, borrosa y fugaz.
No sabes qué hora es, no te importa, no te acuerdas de tus heridas, no piensas en los problemas, sigues libre, y sólo quieres más y más.
Y ya no paras con los chupitos, si no los pides, te invitan, y si no, no tardarás en tener una copa en la mano.
¿ Eso es coca? ¿Un poco de Speed?
Te limpias la nariz, miras con complicidad, y sales de nuevo a la jungla, una jungla de drogas y sexo, de vicio y pena, las vidas se mezclan y el círculo se expande.
El colgao de turno ya te está dando la chapa, y tú que sólo quieres fumarte tu cigarro tranquilamente, y descansar la mente, el estómago, dejar un poco de relax a los riñones, lo normal, lo informal.
Por fin se siente despreciado y se va, suspiras, cierras los ojos y piensas en la noche, besos intensos en la puerta de un bar, caricias secretas, muchas risas y un número en un papel.
Y entras otra vez al calor del bar, a la calidez de los brazos de tus amigos, de sus historias, de su borrachera. Y merece la pena, a pesar del frío, del cansancio, del sueño y del pedo.
Y vagas dónde te lleven, y no importa, porque vas con ellos, atravesáis la realidad del día.
Sábado, Despiertas sudoroso, mareado, la cama da vueltas, y echas el ancla, tu único pie en el suelo parece mágicamente estabilizar todo tu cuerpo, y tu mente amanece poco a poco, has conseguido llegar a casa, bien por ti, ¿Cartera? ¿ Móvil? ¿ Y estas fotos?
¿ Quién es ese? Ah, sí. ¿ Cómo se llamaba? Ni idea.
Capullo número 1, por ejemplo.
Está todo, genial, ahora levanta y vete al baño a vomitar, si es que llegas.
¿ Las siete? Genial, tienes tiempo de sobra, una ducha, te vistes y te ha faltado tiempo para quedar e ir a por alcohol. La resaca te mata, el estómago está en crisis, pero tienes que ser fuerte, tienes que beber.
¿ Qué vas a hacer ? ¿ Quedarte en casa ?
Huye, corre, ríe.
Algunos están derrotados, no salen, te abandonan, pero tranquilo, hoy no va a faltar alguien que salga.
Mezclar calimotxo como para un año, mejor que sobre, que no que falte, ya que compramos barato, se compra en cantidad, para salir ya caliente.
Y las mejillas se sonrojan, el frío parece lejano y el sentimiento amargo que te aprisionaba el pecho, ya no está, el peso que cargaba tu espalda se ha desvanecido, y allí están ellos, para que te olvides de nuevo y llenes otro vaso.
Las rayas, hoy han corrido como el vino, los que faltaban llegaron después y había que ponerse a tono.
Tu abrigo huele a vino, y tú a hierba, el perfume lejos ha quedado ya.
Hoy se masca la tragedia, B estaba tan pedo que se ha caído y mana sangre, tú no sabes ni dónde estás, y el resto han ido a pillar, al final la casualidad os junta de nuevo, recuento, estamos todos, una baja, continuemos.
Y un porro y otro porro, le pides papel a un grupo, te mola el rollo, te sientes cómodo, habláis y de alguna manera, ambos equipos, hermandades, si lo prefieres, acaban unidas.
Un pesado no te deja en paz, estás hasta los huevos, te jode que te estropee el día, que irrumpa en tu escape de la monotonía y te robe tu tiempo, tu tiempo de libertad, y huyes, pero, unos metros más adelante otra pobre alma desesperada en el bar de los condenados, está ya esperando entrar en acción, te ha visto, eres su presa, y no te va a dejar ir así como así.
Tantas vidas, tantas voces, tantas anécdotas, tu cerebro echa chispas, te duelen las mejillas de sonreír, de repente la vida carece de sentido, la realidad se torna obtusa, y pareces transportado a un nuevo mundo, un mundo interesante, un mundo gigante y cambiante, un mundo de seres maravillosos, y entes oscuros, de luces y sombras.
Domingo, tedioso, doloroso, lento. te sientes vacío, el éxtasis ha pasado, y te ha dejado el cuerpo destrozado.
La resaca dobla la del día anterior, no recuerdas como has llegado a casa, y, espera, ¿ Esta es tu casa ?
Mm... Parece que no.
¿ Conoces a alguien ? Quizás, puede, es posible, había mucha gente, muchas bocas, muchos labios.
No te acuerdas, tienes flashes, y te duele todo, la realidad te golpea, y maldices tu suerte,
Tú te lo has buscado.
En casa, las horas pasan casi agónicas, no quieres salir, estás fatal, pero necesitas aire, huir.
Pero tus amigos no despiertan, deben estar muriendo poco a poco mientras comen techo en casa.
Piensas en aquel número en un papel. ¿ Por qué no llamar?
Pero has usado el papel para cartón, gracias a que a tu móvil mega guay con guasap y rallos láser le dura la batería 6 horas, aquel porro supo muy bien, cosas que pasan. Y si no, de haberlo conservado seguro habrías podido confirmar la ineptitud del ser que habías idealizado, fuera del bar su conversación no supera la de un guisante, su atractivo a decaído, puede que la luz no le siente bien, la gente es más guapa de noche, las personas son mejores colgadas, y todo es una risa efímera pero refrescante.
Tus colegas al fin parece revivir, y para despedir el fin de semana, tocan unas cañas en el bar de siempre, recordar las hazañas de la noche, que se escriben con hilo en el libro de tu vida, te cambian, y maduras, poco a poco, muy deprisa es malo, nada divertido.
Y acaba otro día y ya llega el siguiente, y la Metrópolis bulle nerviosa, sólo eres un punto en su lienzo.
Porque sin los amigos, esta vida llena de injusticia, hipocresía y dolor, no tendría ningún sentido.