Un fogonazo de luz atraviesa un espacio infinito.
Un espacio oculto abajo, muy abajo, más abajo y más profundo de lo que tu mente nunca podría llegar imaginar.
En forma de laberinto se extiende.
Y la duda eterna acerca de atravesar sin miramientos la pared invisible existente reaparece.
Y otro viaje comienza, en una nebulosa oscura y extraña, algo te invade, se funde en tu cerebro.
Se funde y te llena, te está llevando.
¿ A dónde va?
¿ A dónde vas?
Y te vas, te vas muy lejos.
Todo se hace pequeño y se aleja sin más, mientras una nueva perspectiva llega y revoluciona el plano.
Los ojos llorosos cansados de ver tanto, no saben dónde mirar.
No quieren ver más.
No te quieren ver más.
No te quieres ver más.
La tormenta se calma y el globo difuso del mundo parece retomar una realidad caída.
Bebe y sacia tu sed.
Calma tu ser.
Prueba otra vez.
¿ Qué es lo que hay que ver?