No odiais esas noches eternas, cuando os sentís abatidos, son las tantas, al día siguiente toca madrugar y por alguna razón no podéis conciliar el sueño.
Yo lo odio, dar vueltas en la cama sin parar, pensando en cualquier cosa, carente por completo de importancia y con un nerviosismo fuera de lógica.
Desesperante, ver pasar los minutos en el reloj, las sombras inconexas de tu habitación, y ponerte de mal humor al pensar que te quedan 3 horas de sueño, y que mañana estarás echa polvo.
Horrible, buscar maneras de abrazar la calma, ya sea cambiar de postura, dejar la mente en blanco, relajarse supuestamente con los ojos cerrados,
Inútil, totalmente falto de efectividad sea cual sea el método pues cuando las nochecitas llegan...
Llegan.
Cuando por fin asumes que no te vas a dormir te empleas a otra actividad hasta que por fin cuando te queda 1 mísera hora de descanso notas que el agotamiento de invade.
Simplemente ílogico, aunque lo que si me gusta, es aprovechar esas horas robadas, para escribir pensamientos difusos y para dibujar,
pues es una estampa de lo más cotidiana, el poder observarme desde el ventanal de mi habitación sentada sobre el alfeizar de la ventana o en la mesa del escritorio dibujando en una posición a cada cual más incómoda, con mi lápiz hb2 en la boca mientras borro un trazo desatinado.
Adoro esa estampa.
1 comentario:
Lo de las sombras en la habitación a mi no me afecta, como sin gafas no veo... xD
Publicar un comentario