Reflexiones nocturnas

Temazo en remix, que además os recomiendo que escuchéis mientras me leéis ya que lo escuchaba en repeat mientras divagaba este texto y, sería lo suyo que lo acompañarais igual, a ver que os inspira.

Luces, somos luces, chispas.
Conexiones, mil ideas, un número infinito de posibilidades.
Pero nos movemos tan despacio, lento, lento...
Lento, mientras el universo bulle, explota, muere y renace a cada segundo.

Pero la vida pasa rápida, vives y vives, caminas y sueñas, y un día el tiempo se ha agotado.
Y, ¿ Qué haces? Te mueres.
CAPUT.

Nuestra permanencia es ilógica e incierta, una raza autodestructiva que masacra lo que toca.
Dejando un paraíso verde de vida reducido a cenizas.
Se muere, mama tierra se muere y tú también.
Como la chusta que no disgusta, que se consume lentamente hasta quemar tus dedos.
Esa llama se apaga.
Ese brillo anaranjado atardecer, inconfundible, se extingue sin más en una noche oscura.
Y el humo denso y envolvente se disipa y te deja atrás con un beso blanco.

Y siempre os digo: Camina, salta, corre.

Y Llora de pena y frustración, llora de alegría, llora por un amigo que se fué, por un amor que no era tal, por una estupidez cometida, llora y siente que estás vivo en esta vida.
Y ríe, ríe por desesperación o por vergüenza, ríe por que ese momento era el más feliz de tu vida o, menos
trascendental, ríe por una broma tonta, por un vídeo de una noche etílica, porque ha sido un buen día sin más, porque habla la cerveza...
Hasta que te duelan las mejillas, que brillen rosadas, que brillen los ojos.
Baila y que duelan los pies y todos los huesos.
Y nunca pares.

No pares de pensar, no pares de crear, ni de viajar.
Muévete, movámonos.
Vámonos.
¿A dónde vamos?
Iremos a un bar, aquí o allá.
Hasta que se acabe la tierra a nuestros pies, y nos marchitemos con el nuevo día como una flor nocturna que
muere con el amanecer para renacer y salir con la luna a oír aullar a los lobos.
¿ Eres una luna o un lobo?

Un lobo que corre salvaje y libre, impaciente y voluble pero que le aúlla a una luna que se cierne estática, siempre triste, sola en el mismo sitio, sin poder huir.
Y que trata de escapar desapareciendo sin éxito para ofrecernos su exultante reaparición plena y altiva.

Tic tac. Tic tac.
El tiempo pasa lento, mientras ansío el destino que me depara el mañana y me olvido del tiempo, que pasa y, se va desperdiciado.