Que Wea

miércoles, 31 de octubre de 2012

Sistemas y divisiones

La sociedad nos aplasta contra el suelo, sin permitirnos levantarnos, una sociedad que se construye en una antigua base de Feudalismo y vasallaje, en la que los que están abajo, sólo hacen que hundirse más y más, y los que están arriba, no se preocupan de nada más que de se ascender sin pensar en cuantos se llevan consigo.
La gente se pisa una a otra, sin remordimientos, sólo sembrando rencor y separatismo, se resignan a seguir en la cómoda ignorancia y en la idea de que ningún cambio es posible.
Siendo así la supervivencia propia y el devenir de los días, lo único que ocupa su mente.
Llenan su tiempo en el consumismo implantado por la burguesía, un entretenimiento para distraer a las masas de la injusticia y las diferencias sociales.
Pero luchar es mejor que quedarse parado esperando a que alguien luche tu propia batalla.
Y las batallas, no pueden ganarse sin personas, soldados que entreguen su corazón y su alma para la causa.
¿Nadie se ofrece voluntario?
Pocos tienen los huevos de salir a la calle, a reclamar por los derechos que día a día nos arrebatan mientras intentan eliminar cualquier raíz a la revolución, suprimiendo cualquier esperanza con prohibiciones ridículas para que tengamos miedo hasta de pensar.
No somos títeres, no debemos dejar que nos controlen.
El poder que poseen es un mero simbolismo, unos frágiles papeles con los que someten a su antojo, para mantener un sistema de clases organizado bajo el yugo de un Estado capitalista.

Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos. ( Karl Marx )






Llama y cenizas

No queda más aire en esta celda de frío y duro acero, recubierta de ricas telas aterciopeladas en tonos carmín, un apacible final en una estancia reconfortante, reconfortantemente llena de mentiras, y formas sinuosas y oscuras que la sujetan desde la base, como salvándola del vacío para resistir y someterse a un destino aún peor.


 Me consumo, mi interior se quema lentamente de dentro a fuera, dejando sólo las cenizas del ser que un día fui, hasta nublar mi mente de tal forma, que sea imposible recordar qué magnífico hecho me ha traído aquí, que férreo propósito mueve este cuerpo a avanzar sin sentido, sin un fin determinado y estipulado.
Me aprieta, Me ahoga, tanto que no consigo respirar, tanto que duele tener que hacerlo.



Nado en una urbe infinita que me empuja,
           me arrastra a un fondo más negro que mi mismo corazón,
              más profundo que las lágrimas que brotan escapando de la vorágine.


Cada vez más profundo, más lejano, menos posible.
No se dónde voy, no sé dónde deseo llegar, ni con quién espero regresar.
No quiero rememorar lo pasado, no puedo disfrutar el presente, no sé si tendré un futuro.
Demasiados días, demasiadas horas, demasiada gente.

Y yo no sé dónde estoy, no recuerdo que hago aquí, sólo quiero huir.

viernes, 12 de octubre de 2012

Deber y Poder.

Vivimos para observar lo que deseamos y no poder tenerlo, en la mayor parte de las ocasiones nuestros deseos son anhelos imposibles, opciones descartadas, meras metas a las que nunca podremos llegar, otras, en cambio, mucho más duras yo creo, es cuando tenemos al alcance de la mano, todo lo que podríamos querer, sin ninguna esperanza de llegar a poseerlo.

Vivimos en un juego de normas ridículas, encerrados en conceptos y bases sociales que sólo hacen que atarnos e impedirnos disfrutar, improvisar y en definitiva volar.
A tanto llega esta esquema de hipocresía que construimos nuestras vidas sobre mentiras por pequeñas que sean simplemente por complacer a los demás, a la masa enfurecida y rabiosa que atacará sin compasión si una oveja intenta cruzar la valla.

Nos llegamos a sentir culpables de nuestra propia felicidad, y a rechazarla fríamente por seguir en el camino fijado que se supone debería ser correcto, una idea totalmente preconcebida del bien y del mal, una doble moral que traspasamos con impunidad a diario.

No vale de nada quedarse sentado esperando que lleguen tiempos mejores, mintiéndote a ti mismo y convenciéndote de que las acciones futuras borrarán los males pasados.
Si deseas correr corre, si quieres beber bebe, la vida está ya copada de problemas y obstáculos como para enterrar las pequeñas alegrías por una etiqueta formal.

Tú decides lo que crees que es correcto, tu moral y tus ideales deben ser de hierro, nadie puede hacerte cambiar de opinión, nadie debe intentarlo, los consejos de modo imperativo sólo pueden minar tu conciencia.
La vida es larga pero pasa deprisa, elegimos nuestro sino continuamente cuando elegimos a las personas que nos rodean, la familia por desgracia viene de serie y hay que sufrirla, pero los amigos, los amores, son nuestros.

Pero nunca, repito nunca, debemos dejar de ser nosotros mismos para ser otra persona, y nunca podemos dejar que otra persona quiera hacer de nosotros algo suyo, de su propiedad, vacío.

El amor nubla casi más que las convencionalidades condescendientes, pero amar a una persona es respetar y ser respetado, una persona que te ama jamás debería decirte lo que debes hacer, juzgarte y castigarte por no haber cumplido, es increíble como dos personas se llegan a fundir hasta que los trazos de cada uno quedan desdibujados y sólo queda una mancha borrosa de dos seres unidos de forma bizarra.

Me encantaría que en esta sociedad la gente pudiera tener el valor de ser cómo es sin cambiar por nada ni nadie y buscar lo que quiere, sin remordimientos ni falsas obligaciones, pudiendo convivir sin imperar sobre otros ejerciendo sobre ellos una voluntad absoluta y totalitaria.